16 jul 2014


"Una vez que la conocías querías alejarte de ella. No porque fuera desagradable, todo lo contrario. Era una edición limitada de persona. 

Te daba miedo dañarla. Era tan impresionante lo diferente que era de otra gente que temías que con tu ordinariez podrías perturbarla o quizás corromper alguna de las pequeñas cosas que la componían.

No estoy segura, porque nunca alcancé a verla en la oscuridad, pero creo que brillaba. Lo juro por todas los cigarros que me quedan por fumar. Cuando la veías de día podías notar una pequeña y muy sutil aura blanca alrededor de ella. En sus manos era donde se notaba más. 
Creo que una vez me vio fijándome en su brillo, porque cuando la miré a los ojos comenzó a reír y me acarició la cara. 
En fin, terminé alejándome de ella. Suavemente, para no dañarla con mi ausencia. Pareció estar acostumbrada a ello, cuando le hablaba menos seguía actuando de igual manera, sin ningún tipo de perturbación. Y eso me perturbó a mí. De cualquier modo, seguí con mi objetivo: Alejarme de ella sutilmente, causando el menor de los alborotos. Te debes estar preguntando el porqué, cómo terminé rodeada de pastillas y caras largas? por qué me alejé de algo tan maravilloso?
Estoy segura que un día tuve la respuesta a esas preguntas, pero hoy por hoy están olvidadas y enterradas en alguna parte de mi drogado ser. Y cuando conozcas a alguien así, corre o júrate a ti mismo que nadie como tú apreciará a esa persona, y nadie lo demostrará tan bien. 
Ahora, pásame los cigarros, desgraciado."