Y sé que ahora te cuesta. Sé que te aprieta esa sensación, y lo sé porque te veo. Te veo a los ojos y te siento... y por lo mismo, me da mucha, mucha pena. Me siento idiota, como la mierda, pero a la misma vez agradecida. Admito que no considero haber hecho algo tan malo, tan imperdonable (no digo que digas eso) pero me arrepiento haberte hecho tener que pasar por lo que pasaste para llegar al estado en que nos encontramos ahora, tú en sabiduría y yo... también, agregándole desesperación.
Te amö, te necesito, no puedo con nadie más en mi vida. No quiero con nadie más en mi vida.Y no lo digo sólo por el tema del cabro, sino también por mí misma; no puedo conmigo sin ti. Quiero mi introspección junto a ti, mi crecimiento, quiero y puedo llegar a la paz junto a ti. Quiero escalar a tu lado, por siempre. Y qué tonta. Si nunca dejo de imaginarme todo contigo. Todo. También concluí que soy una idiota, que nunca dejaré de estar enamorada de ti, y sí, hay cosas que sabía de antes también. Pero no me canso de repetirlas, y nunca lo haré, porque son la más bendita verdad. Y esto son más que palabras, serán más que palabras, ya lo verás. No me quejaré porque no las creas, por más verdaderas que sean, pero de aquí a un tiempo ya verás. Te lo demostraré.
A mí también me cuesta eso otro. Seguir los consejos que me das... pero más difícil serían sino fuera porque tienes tanta razón. Es como hablar con la parte racional que alguna vez tuve, fuera del tema, una parte fuerte que tú lograste conservar y fortalecer. Y para qué decirlo, eso me enamora también. En fin, pollo, ninguno de los dos tiene momentos fáciles pero ¿Te digo algo de lo que estoy muy segura? Saldremos de aquí juntos, mejor que nunca.