Y cada vez me vas demostrando más (aunque ya lo tenga claro) que nadie como tú me sabe consolar, que no conozco a ninguno que escoja tan bien las palabras para que logren consolarme. Que va más allá de eso, de hecho, que tu mano en mi cara y tus "levanta la cabeza" son los que me mantienen en pie, porque no sé donde estaría ahora sin ti. Que aunque no estuve un tiempo contigo, en verdad nunca desaparecimos. Nunca lo hacemos, nunca lo haremos...
Quiero seguir entregándome en cuerpo y alma y ver esa felicidad que vi hoy, todos los días.