2 may 2014

Epístola al vacío.

Mi alma divaga por los suburbios, comienza a dar pasos débiles que deploran por un minuto de descanso que lamentablemente no puedo otorgar. Sé que si descanso mi cuerpo por un segundo no me volveré a levantar nunca. Soy consciente en un mundo que han denominado ensueño, una ideología que ha costado muchos seres como yo, algunos más débiles y otros, aunque fuertes, cobardes. Los pasamanos que acompañan las paredes por las que camino están deteriorados por su inútil uso, que lo único que ha hecho es sostener cuerpos pesados moribundos con pérdida de razón, con pérdida de fin, con pérdida de cordura. Recuérdame por lo que soy antes de que me lleve la locura. Recuérdame como alguien que trató.